sábado, enero 05, 2008

Soy de la generación de los vendidos, de los mercenarios, de las putas que venden su tiempo por poco más de mil euros. De los que se han dado cuenta de que su trabajo no les gusta. De los que con el tiempo aprenden a tolerarlo, a vivir con él, como a quien le falta un brazo, se peina a raya o le anidan golondrinas en las plantas de los pies. En realidad a muchos nos gustaría ser poetas, escultores, onanístas, pintores, pasajeros del transiberiano, expertos en el cubo de Rubrick, tocar el acordeón en los vagones de metro o ingresar en la legión extranjera.

Pero me da igual. Ahora mismo soy feliz, porque me he hecho para comer un pisto que huele que te cagas.

PD.- Quizá parezca una tontería pero es my first Pisto in all my life.

7 comentarios:

istharb dijo...

jajajajajaja pues que aproveche el pisto!!!!!!!!!!!!

Espero que no te peines con raya, y me alegro de que seas feliz como una perdiz!!!!!!

Disfrutalo!!!

Un beso

Anónimo dijo...

Gracias por tu comentario. Madrid te sorprenderá agradablemente. Paladéalo poco a poco.
Suerte.

Anónimo dijo...

Veo que has añadido extracto de felicidad a ese pisto. Te felicito, ya sabes cocinar mejor que yo.

Besotes.

Anónimo dijo...

También somos de la generación de los soñadores, de los que "nos gustaría ser..." - y eso hoy en día es más valioso de lo que parece.

Un beso.

Anónimo dijo...

Di que sí, que hay pequeñas cosas que valen más la pena que otras que parecerían mayores.

Además.... yo ni idea de hacer pisto, así que enhorabuena.

Anónimo dijo...

Caray.... invita a un poquito de !pizto madrileño!

Muakssss

Lejos de Ti

Anónimo dijo...

Me encanta; es bueno dejar todo lo malo a un lado, por pequeñas cosas como un pisto cocinado por uno mismo.
Así, es fácil tener los pequeños sorbos de felicidad que son necesarios para el día a día.
Saludos desde el Inframundo.