miércoles, julio 18, 2007

En la ciudad de origen

Ayer estuve con D., uno de mis amigos de la ciudad de origen.

Como muchos de mis amigos, está opositando. Pronto se le acabará el suplicio. Ya ha aprobado una de las tres oposiciones a las que se ha presentado y confío en que apruebe las otras dos. Como no le apetecía salir de casa, me pidió que fuera a verlo. No estaban sus padres y quería devolverme la acogida que le di cuando me visitó en la Fortaleza.

Preparó unas tapas para comer y sacó unas cervezas que le trajo su novia P. de Bélgica. Era por la tarde. Empezamos a hablar. De literatura, de música, de cine, de las oposiciones, del amor, de la vida en general. Mientras, escuchabámos discos de jazz, de rock progresivo español de los setenta, flamenco, el Berlín de Lou Reed. Todos en vinilo. Poco a poco fue anocheciendo, pero no encendimos la luz.

- Me encanta - dijo D- Creo que eres el único tío con el que puedo estar en casa a oscuras sin que piense que soy maricón.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La comodidad que se puede generar cuando se está con un amigo es impagable.

1beso

istharb dijo...

Que preciosidad de post

Y que gran amistad

Un beso

Anónimo dijo...

Eso son amigos. El resto son conocidos.

Sigue con el taller, pero no pierdas tu identidad como escritor.

Besotes.

Anónimo dijo...

Que buena definición de amistad, de conexión, de comodidad...
Abrazo

Anónimo dijo...

Eso son amigos, sí señor.
Saludos desde el Inframundo.