miércoles, marzo 21, 2007

Filomena, Filo, Fi

Filomena, Filo, Fi, tortuguita de ojos verdes, verdes, verdes, y mirada triste. A veces me gustaría ser una tortuga como tú y esconderme dentro del caparazón.

Esta mañana en el trabajo vino una argentina con una tacita, un tubito de tomar mate y un tarro de dulce de leche. Yo le había arreglado los papeles que habían estado anclados en algún puerto pirata de la burocracia, durante cinco años, hasta que conocí su asunto y me dije que tenía que intentar solucionarlo de alguna manera. Cuando le dí la noticia a la mujer de que sus papeles ya estaban listos, me prometió que me traería un regalo para agradecérmelo. Le contesté que no, que no hacía falta, que era mi trabajo y que ya me pagaban y bien por ello. La mujer insistió muchas veces. Quería que probara el dulce de leche argentino. Yo le decía siempre que no, que muchas gracias, que para mí ya era suficiente recompensa verla a ella feliz, porque era consciente de todo lo que había tardado su expediente y ya suponía para mí suficiente satisfacción saber que por fin había terminado todo para ella, y que mi trabajo en realidad servía para algo. Un vigilante de las oficinas donde trabajo que pasaba por allí escuchó nuestra conversación y dijo que si yo no quería nada, que él aceptaba cualquier regalo. La mujer se despidió de nosotros diciendo que en unos días volvería a vernos.

Esta mañana, Filomena, Filo, Fi, tortuguita de ojos verdes, verdes, verdes y mirada triste, vino la señora muy sonriente con una tacita, un tubito de tomar mate y un tarro de dulce de leche argentino y me pidió que si le podía hacer el favor de...

Antes de que terminara la frase y viendo lo que llevaba en la mano, le dije que no hacía nunca, que no me gustaban esas cosas, pero que por ser ella y saber que lo hacía de todo corazón, lo haría, pensando que el favor consistía precisamente en no despreciar su regalo y aceptarlo por todo lo que yo había hecho por ella, porque si no sentiría que la estaba insultando.

- Genial - exclamó más sonriente que al principio- Entonces cuando veas al vigilante del otro día, dale ésto de mi parte, que le prometí que lo traería.

Esta mañana quise tener los ojos verdes, verdes, verdes (la mirada triste ya la tengo) y un caparazón de tortuga como tú, y esconderme, huir de la injusticia del mundo, y de la prisión de mis palabras. No, no los quiero, no me importan la tacita, ni el tubito de tomar mate ni el tarro de dulce de leche argentino, no me gusta que nadie me regale nada por mi trabajo, lo hago porque es mi deber, es una regla de mi bushido urbano occidental particular. No me preocupa tanto haberme creído que eran para mí, por todo lo que hice por esa señora sin que durante cinco años a nadie le importara su asunto, sino que me preocupa un mundo en el que un vigilante que tan sólo pasaba por allí un día que yo le comentaba a una argentina que sus papeles ya estaban listos, y a quien, en cuanto le ví esta mañana, le dí la tacita, el tubito de tomar mate y el dulce de leche, haciendole un último favor a la señora, me preguntara:

- ¿Y no ha traido un poco de mate?

8 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces da miedo ver el mundo que hemos creado, que estamos forjando cada día casi sin darnos cuenta, en el que el azar domina el transcurso de las cosas.
Seguramente ella no pensó en quien merecía más el detalle; pero no siempre la intención es lo que cuenta.
Quizas el tampoco espero nada; pero nunca es suficiente

Bss
CAOS

Anónimo dijo...

El mundo a veces se rige por el recibir a cambio de algo y eso es lo que debió de pensar ella. Pero es triste q se pueda dar a cualquiera, agradeciendo un favor sin saber a la persona q se le agradece.
El mundo se ha vuelto loco, si cualquiera q pide obtiene.
Saludos desde el Inframundo.

Anónimo dijo...

..........Aún no te he dicho hoy, lo mucho que te queremos, yo y Filomena.....
TQM.

Anónimo dijo...

Yo lo flipoooo!! joder, que mujer ma extraña. Es como si tuviese que agradecer algo a alguien como fuese y al comprobar que tu eras honrado, se lo regalo al vigilante.

Menos mal que él solo le pidio eso...!

SAludos!

Anónimo dijo...

Imagino que la mujer lo único que quería era mostrar su gratitud y ya que tu la dijiste que no era necesario y el otro (cara) le dijo que sí, ella lo hizo.
Supongo que quizá para ella todos los que estaís allí formaís parte de lo mismo, sin saber (quizá) el tío este (cara) no movió un dedo por ella.

Besotes.

Anónimo dijo...

Yo es q pienso igual q basilea, esa mujer estaba tan feliz q queria compartir su alegria contigo, muchas veces la forma d hacerlo es tener un detalle, un regalo una invitacion...
Pero el otro es un oprtunista, es increible

Un beso

Anónimo dijo...

Pues yo no lo entiendo, porque mi gratitud, mis afectos, mis devociones ... van siempre y abnegadamente dedicados ...no los reparto ni los regalo de forma casual.
Yo te hubiera llevado los regalos, te hubiera pedido disculpas por no hacerte caso y te hubiera pedido por favor que los aceptaras, todo ello con una sonrisa, con una sonrisa agradecida.

Besos

(por cierto me ha encantado cómo lo has contado y tu guiño para Filomena, Filo, Fi...precioso)

Terefer dijo...

La gratitúd a veces se expresa de mil y una formas.. ofrecer un mate es una buena manera.
A mi me encanta el mate por cierto, y el tubito del que hablas se llama bombilla, si si.. bombilla.
Besosssssssssssss